Se acuerda que es relativamente desafiante resistir la tentación de saber qué está haciendo tu hijo/a o con quién está hablando cuando han dejado accidentalmente su teléfono desbloqueado. Después de superar la confusión y decidir que no hay un daño significativo en echar un vistazo, te adentras en la madriguera del conejo. Todos hemos estado allí, y la mayoría de nosotros no nos sentimo...